16 de julio de 2022 a las 23.35h | Redacción Central |
Las islas que actualmente conforman el país de los Estados Federados de Micronesia, desde el siglo XVI que fueron colonizadas por el Imperio Español, han ido traspasando por distintos imperios y países a lo largo de más de cuatro siglos. La cultura y la identidad de los habitantes durante los años fue adoptando características más europeas, mientras que parte de las costumbres fueron olvidadas y la cultura material extraída por los colonizadores.
Alrededor del año 1526 el descubridor español Toribio Alonso de Salazar emprendió un viaje hacia la Micronesia y la Melanesia donde descubrió las islas que actualmente son los Estados Federados de Micronesia. El Imperio Español tenía unas grandes dimensiones, sin embargo, no tenía los recursos suficientes como para poder ejercer poder en partes de éstas; por eso, la huella española en los Estados Federados de Micronesia, a pesar de su larga duración, no tuvo mucha relevancia. Tan sólo los Estados Federados de Micronesia ya tienen 607 islas, todas ellas disponen de pocos ecursos materiales, lo que provocó que el Imperio Español no mostrara demasiado interés material, pero sí que las llamó cada una de ellas con nombre español y de esa manera enseñar las grandes dimensiones del imperio. Fue a partir de principios del siglo XIX cuando una afluencia más frecuente de misioneros españoles se acercaron a las islas, las cuales junto con el resto de la Micronesia eran llamadas «Nuevo Mundo», éstos formaban parte de los Agustinos Recoletos y todas las misiones eran dirigidas desde la Capitanía General de Filipinas. El Imperio Español, debido a su escaso interés por las islas, decidió seguir un sistema de reducciones, que consistía en hacer deshabitar las islas para llevar a los habitantes a Guam, una isla mucho mayor y donde serían necesarios para trabajar.
En 1865, el Gobernador General comenzó un intenso proceso de repoblación en las principales islas de los actuales Estados Federados de Micronesia y en las islas Marianas del Norte y de esta forma extraer todos los recursos posibles para reforzar la presencia española, ya que otras potencias coloniales podían también tener aspiraciones sobre aquellos territorios. Por tanto, intentaron crear poblaciones en forma de cuadrícula, hecho que no funcionó especialmente, ya que la población siguió habitando de forma rural y tan sólo en Palikir se logró establecer un pequeño sistema de islas urbanas. Durante los siguientes años, se establecieron dos bases navales, una en la población de Santa Cristina de Yap y la otra en la isla de Ponapé, las cuales actualmente siguen con el mismo nombre y pertenecen a los Estados Federados de Micronesia, pero en diferencia de otros países colonizados por el Imperio Español, aquí no se crearon caminos para enlazar las diversas poblaciones de las islas.
En 1898, el Tratado de París obligó al Imperio Español a conceder la independencia de Cuba y a ceder Filipinas, Puerto Rico y Guam a Estados Unidos. En el Pacífico, al Imperio Español a partir de ese momento tan sólo le quedaban unas islas de escaso valor, y con la gran crisis que tenía, era totalmente imposible seguir gobernando por aquellos pocos territorios de ultramar por lo que decidió venderlos en el Imperio Alemán.
El colonialismo alemán, a diferencia del español, no tuvo una duración muy larga pero sí relevante en algunos aspectos que en el caso español no había tenido; entre ellos la lengua alemana que fue impuesta a estos territorios de ultramar. El imperio alemán asignó a las islas una nueva jurisdicción, la de la Nueva Guinea alemana. Intentaron dominar a las poblaciones nativas que existían en las islas y reorganizarlas intentando extinguir la jerarquía tradicional familiar que muchas de ellas tenían. Al igual que los colonizadores españoles, también intentaron realizar un sistema de reedistribución de los habitantes para llevarlos a trabajar en la construcción. Sin embargo, los habitantes de la isla principal y más habitada, la de Pohnpei, se resistieron y se dio lugar a la Rebelión de Sokeh. En Yap, una de las islas más grandes, Alemania instaló un centro de comunicaciones navales. Tan sólo quince años después del inicio del dominio alemán, en 1914, Japón invadió la isla de Yap y como consecuencia del Tratado de Versalles, de pleno derecho, en 1919 formó parte del Imperio Japonés. Pocos meses más tarde y durante el primer año de la Primera Guerra Mundial, en 1914, casi la totalidad de las islas que quedaban y que ahora son los Estados Federados de Micronesia acabaron siendo invadidas también por Japón, que llegó a llevar más de 100.000 personas japonesas a vivir; mientras que de indígenas había unos 40.000. Allí les interesó crear la industria del azúcar, la minería, la pesca y la agricultura tropical.
¿Cómo y en qué medida el imperialismo afectó a la pérdida de identidad y cultura material de los Estados Federados de Micronesia?
El pueblo chamorro recibió abiertamente a los misioneros españoles que se acercaban ya desde principios del siglo XVIII a las islas principales y la mayoría de la población se interesó por adoptar la religión cristiana y más tarde se construyeron iglesias en varias de las islas habitadas. «La religión católica ha quedado para lo último, no sólo por ser la principal influencia en la actualidad, sino también por su posición clave para mantener la identificación con lo español.» De este modo, la religión, fue el hecho distintivo que caracterizaba a los territorios como españoles y de este modo asegurarse de que fuera un aspecto que prevaleciera. La distribución de las localidades fue uno de los otros puntos donde se pudo notar mínimamente la presencia española, puesto que la distribución en forma de cuadrículas y de manzanas, fue adoptada en algunos puntos de algunas de las islas más importantes y que hoy en día todavía puede verse.
Primera parte de
"Historias del colonialismo - Estados Federados de Micronesia".
Contenido creado el 23 de abril de 2022 y publicado el 16 de julio de 2022. Todo o parte del contenido puede estar bajo copyright, por lo que su copia está prohibida.